Fotografía de Smith Benites |
Se
considera que esta obra publicada en 1920, contiene lo mejor de la obra del
peruano; no existe prácticamente ningún aspecto relacionado con los aspectos de
justicia, venganza, crimen y costumbre del indígena, que no hayan servido como
tema generador de un relato; lo vemos en su cuento “El Campeón de la muerte”.
Sin lugar a dudas el relato que más vale destacar, no solo por su temática y recursos expresivos, sino también por los electos de ficción que presenta no es otro que los tres jircas. Narra la historia de cómo Maramba, Rondos y Paucarbamba llegaron a convertirse en los tres inmensos cerros que dominan la región de Huánuco en la actualidad. Con gran maestría en el manejo de los planos descriptivos se inicia el relato caracterizado por separado a cada cerro:
Marabamba es a la vez triste y bello, con la belleza de
los gigantes y la tristeza de las almas solitarias…Durante el día, en las horas
de sol, desata todo el orgullo de su fiereza, vibra, reverbera, abrasa,
crepita.
“Rondos es el desorden, la confusión, el tumulto, el
atropellamiento de una fuerza brutal que odia la forma, la rectitud, la
simetría…”
“Paucarbamba no es como Maramba, ni como Rondos, tal vez
porque no pudo ser como este o porque no quiso ser como aquel. Paucarbamba es
un cerro áspero, agresivo, turbulento, como forjado en una hora de soberbia.
Pillco refiere el autor como los tres cerros que fueron
en un comienzo tres guerreros que pretendían el amor de Cory Huayta, hija de
Pillco-Rumi. Cacique de los Pillcos.
Era tan hermosa que despertaba la admiración de los
guerreros y los deseos del sacerdote Racucunca. Según la ley, la hija de
Pillco-Rumi debía desposarse al cumplir los dieciocho años, pero su padre, que
la amaba tanto, consideraba que ningún mortal merecía tal joya; pensaba que
bien podía desposare con el dios Pachacamac; así que trato de burlar la ley,
para lo cual se reunió con el amauta, Rucucunca( el sacerdote) y quien
manifestó que solo existían dos posibilidades: sacrificar a Cory Huayta o
dedicarla al culto del padre sol;
Runtus era la vejes y la sabiduría, Maray era la fuerza y
Páucar la juventud; todos ellos se creían merecedores de la más bella de las
doncellas quechuas. Sin embargo Pachacámac el dios del sol acudió a la
invocación que le hiciera Pillco-Rumi y queriendo evitar una guerra que
convenía más a supray, el espíritu del mal, lanzo una montaña de nieve a Páucar
y otra contra Maray y ambos se detuvieron. A continuación y con un soplo lanzo
de espaladas al tercero de los guerreros, para luego clavar en uno de ellos una
mirada que los convirtió junto a su ejército en tres montañas gigantescas;
finalmente, volvió sus ojos a Cory Huyta y pronuncio la palabra “Huañucuy”.
Cory Huayta cayó como fulmida por un rayo en brazos de su
padre. La tribu horrorizada corrió a refugiarse a otra región; allí se fundó
una ciudad con el nombre de Huáñucuy o Huánuco, en honor a la voz misteriosa
que el dios del sol pronuncia.
Fuente: http://medimundoedu.blogspot.pe/2012/12/los-cuentos-andinos.html
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